domingo, 20 de mayo de 2012

Tras la huella


 CAPITULO FINAL



   Dos oficiales de alto rango más dos guardaespaldas fueron masacrados de forma brutal, al parecer por un drogadicto debilucho y violador de mujeres llamado Pablo Neilman. Fuimos a ver Pablo Neilman, pero lo encontramos en su apartamento sin su corazón… aparentemente suicidio, algo posible pero muy poco probable. Parecíamos llegar a un callejón sin salida, pero una pista nos condujo a la casa de una prostituta llamada Sheila, al parecer Sheila y Pablo se conocían, tal vez no…fuimos a preguntarle, pero al llegar nos encontramos con otro cadáver, ahogado en la tina de baño…  la mujer llevaba 4 días muerta.

  Ya habían pasado más 2 horas y aún no dejaba que el equipo forense se llevara el cuerpo, dos horas de investigación ARI que no arrojaban absolutamente nada, salvo la data de muerte. No lo podía creer, esto no podía concluir ahí… buscamos en toda la casa y ni una miserable pista. Esa mujer Sheila, suicidio… pero ¿porqué?, no era posible… algo debía decirnos que fue asesinato ¡yo estaba seguro que era asesinato! Mis ojos, mis ojos comenzaban a sangrar nuevamente.



























-No… no… ¡no!, vamos Sheila háblame…- insistí una y otra vez junto a su cuerpo, analizándolo con ARI.- deja que tu cadáver me hable… ¿Qué relación tenias con Pablo Neilman?, esto no ha sido suicidio… data de muerte de 4 días… te suicidaste antes de que Pablo masacrara a los oficiales de gobierno, ¿tiene relación?, ¿para qué robaste esos libros de la biblioteca?...

  Mis ojos, mis náuseas, mi mareo… ya… ya casi no podía seguir. Tom puso su mano sobre mi hombro y me habló.

-Jayden, ya es suficiente…- me dijo con voz grave.- Ya está, vamos.


   Finalmente el equipo forense se llevó el cadáver de Sheila. Tom y yo quedamos en la casa de la mujer hasta después que el resto de los oficiales se fueron.  Salí del baño tras una leve dosis de Triptocaína y me dirigí a la sala de estar, allí se encontraba Tom sentado en uno de los sillones, ambos evidenciábamos un gran cansancio.

-¿Mejor?- me preguntó al verme venir un poco más compuesto.

-¿Te refieres a lo contrario de mal? Sí, estoy mejor.- le dije y me arrojé sobre otro sillón muerto de cansado.

   Ambos nos sentíamos bastante frustrados por lo que sucedía… un raro homicidio nos condujo a un hombre muerto, y este a su vez nos condujo a una prostituta también muerta. Para mí eso era imposible, muy poco probable. ¿Qué desición pudo haberlos llevado cometer suicidio?… y en el caso de Pablo ¿Cómo pudo ser que se arrancara el corazón el mismo? Ninguno de los dos intercambió palabra en ese rato hasta que de pronto la absurda melodía de un teléfono móvil llegó a nuestros oídos, una canción de los años ochenta para ser más específicos.

-No te preocupes, atiende…- me dijo Tom mirándome extrañado.- te prometo que no le diré a nadie de la terrible música que le has puesto a tu celular.

-No es mío, creí que era tuyo…- contesté.

  En ese momento ambos nos incorporamos de los sillones y nos quedamos en silencio para detectar el lugar de donde provenía la canción, era cerca, pero no podíamos determinarlo. De pronto comencé a levantar los cojines del sillón de en medio y allí se encontraba metido un teléfono celular rosado, colgando de él había un pequeño peluche. Lo cogí con guantes y atendí la llamada.

-Diga.

-Ahmm… ¿está Sheila?- preguntó una voz masculina desde el otro lado.

-No, ha salido. Habla su hermano…- dije.- Temo que no volverá hasta algunos días, pero me pidió que tomara sus recados.

-Oh… bueno…- el hombre pareció dudar un poco. Tom me miraba en silencio, ambos sabíamos que esta chance no podíamos arruinarla.- está bien, ¿le puede decir que ha llamado el señor Collins?, necesito despejar la bodega que me arrendó hasta el viernes pasado. No puedo seguir esperándola más tiempo.

-Ah era eso…- le dije rápidamente.- déme la dirección, Sheila me pidió que fuera mañana por la tarde a resolver el asunto.


    El hombre nos dio la dirección y aquella misma noche con Tom nos dirigimos al lugar. Se trataba de un depósito lleno de bodegas que suelen alquilarse para gente que tiene muchos cachivaches en casa. El señor Collins se sorprendió bastante con nuestra presencia, le explicamos que era parte de una investigación federal y que necesitábamos ver lo que había en aquella bodega.

-Dios santo… no sabía que esa mujer estaba en un lío federal…- nos dijo Collins mientras nos conducía a la bodega en cuestión.- De todas formas yo no sabía que pensar sobre ella, siempre actuó un poco raro ¿sabe?, su forma de hablar y de comportarse… era muy extraño.

-¿A que se refiere?- preguntó Tom.
-Era una mujer muy amable, pero su acento… hablaba con un raro acento.

  Finalmente llegamos al lugar y Collins comenzó a abrir los candados.

-Si sale Godzilla desde el interior, quiero que estés listo, ¿ok?- le dije a Tom.- A estas alturas ya no sé que esperar.

   Finalmente la cortina de aluminio se abrió y en el interior se encontraban pocas cosas de interés, pero lo verdaderamente curioso e interesante eran dos grandes libros que lucían como verdaderas enciclopedias, escritas a mano. Ambos tomos se encontraban en estuches de algo parecido al metal, pero no era eso exactamente, su contenido estaba en nuestro idioma y eran hojas y hojas de información acerca del cuerpo humano y la biología de los seres vivos.

-Vi que trajo varios libros de esos…- nos dijo Collins  indicándonos los dos enormes tomos.- pero luego se los fue llevando de a poco. Me dijo que no podía venir más seguido porque vivía sola y el viaje en automóvil era muy largo desde Sentinel Island…

-¿Sentinel Island?- pregunté.- Sheila vivía cerca del distrito norte, ¿está seguro que le dijo Sentinel Island?

-Sí, sí… estoy seguro.- contestó el hombre haciendo memoria.- Cuando me alquiló la bodega me dio esa dirección en el distrito norte, pero aquella vez que hablamos se me quedó muy grabado en la memoria que me dijo Sentinel Island, esquina Cherry. Por eso es que lo recuerdo tan claramente… a partir de ahí algo, no sé, se me hizo raro.

  Con Tom nos miramos. Otra dirección, otra conducta sospechosa, otra relación con libros de ciencia. El caso no parecía terminar nunca.

-¿Qué hora es?- le pregunté a Tom cuando volvíamos al automóvil con los dos grandes libros.

-Van a ser las 10 de la noche, es temprano.

-Sí, ¿preparado para ir a Sentinel Island?- le pregunté.

-Por supuesto, muero de ganas por saber en qué termina esto.


   Tras un largo viaje llegamos al fin a Sentinel Island, esquina Cherry. En el lugar se emplazaba una casona de apariencia abandonada. Nada hacía sospechar que alguien pudo vivir ahí alguna vez. Decidí entrar a inspeccionar y le pedí a Tom que se quedara en el automóvil por si sucedía algo extraño afuera, el muchacho rezongó, pero ya estaba acostumbrado a su actitud. No sé porqué motivo entré a la casona con los dos grandes tomos bajo mi brazo. Entré por la abertura de una ventana tapiada, adentro reinaba la oscuridad y el olor a humedad en el material desvencijado. Un primario vistazo con mi linterna me hizo ver que no había absolutamente nada allí, todo era viejo y las paredes agrietadas parecían no ocultar nada. De pronto una escalera hacia un sótano se interpuso en mi camino, descendí con mucho cuidado hasta que llegué a una puerta de madera. Quise abrirla, pero se encontraba cerrada por dentro… ¿por qué razón?
-¿Hola?, ¿hay alguien ahí?- pregunté a media voz. Las probabilidades de que alguien estuviera allí dentro eran prácticamente nulas. Sin embargo mi curiosidad y mis ganas de cerrar el caso fueron más fuertes. Tras cuatro fuertes  patadas la puerta de madera cedió y ante mí se abrió la penumbra total, todo era negro, una oscuridad casi tangible. Confiado con mi linterna me seguí adentrando en las profundidades de aquella casa, más específicamente de su sótano hasta que me encontré con otra puerta cerrada, era con la que acababa el recorrido. Dudé por un par de minutos si debía seguir adelante, no tenía idea si iba a encontrar algo tras esa última puerta, pero el pensamiento de que quizás toda la verdad estuviera allí… me hizo continuar.

   Abrí la puerta con dos balazos en su cerrojo, entré con cautela y pude ver una tenue luz al otro lado de un enorme ropero viejo y sucio… con mucho cuidado me di la vuelta y allí estaba… él… o esa cosa… ya no estoy seguro.




























   Arrinconado, junto a una ventana donde la pálida luna le iluminaba, se encontraba un sujeto de ojos vendados… permanecía encadenado al suelo y a su alrededor se encontraban más tomos apilados como los que traía yo bajo el brazo.

-Hola…- me dijo de pronto.

-Soy Norman Jayden, agente del FBI…- contesté.- creo que tengo algo que es suyo…- le dije refiriéndome a los dos grandes tomos que traía bajo el brazo.- Le debo pedir que me responda unas preguntas…

-No es necesario… lo sé todo.- me dijo con un extraño acento, recordé lo que había dicho Collins sobre el modo de hablar de Sheila.- Sé lo que quieres saber y te prometo que te enterarás de la verdad… la luna está hermosa hoy ¿no es así?

-Tú dices eso, pero estás vendado de ojos.

-Pero la pudo sentir, por eso es que estoy en este lugar junto a la ventana… ella me baña todas las noches con su pálida luz, me alimenta…

   Caminé hacia la pila de tomos que se encontraban a un costado y analicé algunos de los enormes libros. Había uno que contaba la historia de la tierra desde sus orígenes, otro sobre biología marina, etc. Finalmente le pregunté:

-¿Conoces a Sheila?, era  una prostituta.

-Sí, la conocí… a ella y al drogadicto llamado Pablo Neilman.- me respondió otra vez con ese extraño acento.- Te preguntarás cuál es mi relación con ellos, bueno, poseí el cuerpo de Sheila durante varias semanas…  no fue fácil acostumbrarme a ser libre, ya sabes, mover los brazos, piernas, caminar, correr, etc. como ves permanezco encadenado. Una vez que logré controlar las funciones motrices y a acostumbrarme a aquel cuerpo pude recién salir de su casa. No podía manejar bien las cuerdas vocales humanas por lo que muchos días no hablé con nadie, pero luego me atreví a ocupar la voz con ella. Durante ese periodo comencé a cumplir mi castigo… comencé a recolectar toda la información posible sobre este planeta y a escribirla en grandes tomos… lamentablemente no puedo permanecer mucho tiempo en el cuerpo de alguien, previendo aquel inconveniente opté por abandonar a Sheila y seguir mi tarea en el cuerpo de Pablo. Lamentablemente para quienes poseo… ellos son testigos mudos de todos mis actos y absolutamente conscientes de mi presencia, una vez yéndome de sus cuerpos ellos vuelven a su estado normal recordándolo todo y con mucha información sobre mí, comprenderás entonces porqué debí asesinarlos antes de abandonarles… fueron suicidios poco ortodoxos, pero la prisa muchas veces no te permite razonar… En fin, una vez en el cuerpo de Pablo continué entonces con la tarea, tomé los libros que con ella había robado de la biblioteca y proseguí con mi labor en ese nuevo cuerpo. Estudié y transcribí muchos libros, detective Jayden. Sobre historia, biología, la química de este planeta… sus pensadores, de cómo ustedes ven la astronomía y al universo… todo ello es valiosa información para nosotros. Cuando quise averiguar sobre poderío militar y sistemas de defensa… pues, tuve ese traspié con aquellos oficiales que no les gustó mucho mi intromisión, jamás quise asesinarles de forma tan grotesca y deliberada, pero… ahora que lo pienso me interesó mucho saber como era el cuerpo humano por dentro, conocer la sangre, sus intestinos, saborear sus órganos, etc. No soy más distinto que un científico que abre una rata y la investiga.

  Me quede mudo por unos instantes, no me atrevía a pronunciar palabra alguna. Pensé que se trataba de un orate, pero conocía muchos detalles como para haber permanecido encerrado siempre en aquel sótano. Mi cabeza estaba comenzando a dar vueltas…

-Por cierto, le agradezco que me haya traído esos dos tomos, detective Jayden.- continuó diciéndome.- Biología de los seres vivos y análisis del cuerpo humano. Quienes me castigaron van a estar bastante satisfechos con mi trabajo.

-¿Castigado?, ¿Quiénes y porqué te han castigado?- le pregunté finalmente.

-Mi raza es una raza sumamente estricta…similar a la de ustedes, cuando alguien comete una falta es castigado. Nosotros llevamos millones de años estudiando la galaxia y los planetas. Vamos de mundo en mundo aprendiendo sobre distintas civilizaciones... la mayor parte de esta labor la hacían nuestros historiadores, pero cuando se dieron cuenta de las pellejerías y de las extremas condiciones que debían sortear para cumplir con esta labor pues… decidieron castigar de esta forma a quienes cometieran ciertas… “cosas malas” allá en mi mundo… Como ya le he dicho, no podemos permanecer mucho tiempo en el cuerpo de algún individuo, nuestras energías se acaban y debemos volver rápidamente a un lugar donde la luz de la luna nos bañe todas las noches, salvo si se trata de un cuerpo residente, como en este caso… verá, usted en este instante está viendo a un hombre hablándole ¿no es así?, bueno… este es un cuerpo residente… a duras penas nos podemos mover de él y debemos asegurarnos de que  se encuentre atado o amarrado a un lugar donde la luz lunar le alimente. Si usted conociera mi verdadera apariencia… moriría de la impresión, se lo aseguro, pero mi cuerpo real esta hibernando en una cámara de descanso, inerte… allá en casa… a millones de años en el futuro… en el espacio-tiempo… oh…. Hogar…. Y usted, detective Jayden… puede venir cuando quiera a verme… antes de mi partida, demás está decirle que jamás le permitiré que revele mi presencia… eso jamás, ya le he dicho que fui castigado… eso quiere decir… que soy lo opuesto de “bueno”… ahora debo cerrar mis ojos… estoy tan… can… sado… Daisy… daisy… give me your answer do…


   Finalmente el sujeto se calló la boca y yo… yo me desmayé.


  Tom me recogió en el patio trasero de la casa, fue a buscarme al ver que me tardaba más de lo acordado. Faltaban ambos tomos que había llevado bajo el brazo, pero le dije que los iría a buscar al día siguiente, que salí rápido porque otra crisis nerviosa me había invadido de un momento a otro. La mentira me la creyó a medias, pero así es él. Han pasado varios días y el caso se estancó, lo tengo allí… archivado, en espera. Mientras que en aquel sótano, de aquella casa abandonada… un extraño ser respira… y aguarda.








ARI comentario: Quizás algún día vuelva a verle...

Norman Jayden

2 comentarios:

  1. eh tio que paso,¿seguiras el diario?

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  2. Espero hacerlo, la verdad es que sigo escribiendo más en "El diario de Leon S. Kennedy", mi otro blog de fics. No sé cuando retome este la verdad.

    Un saludo.

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