CAPITULO FINAL
Dos oficiales de
alto rango más dos guardaespaldas fueron masacrados de forma brutal, al parecer
por un drogadicto debilucho y violador de mujeres llamado Pablo Neilman. Fuimos
a ver Pablo Neilman, pero lo encontramos en su apartamento sin su corazón…
aparentemente suicidio, algo posible pero muy poco probable. Parecíamos llegar
a un callejón sin salida, pero una pista nos condujo a la casa de una
prostituta llamada Sheila, al parecer Sheila y Pablo se conocían, tal vez
no…fuimos a preguntarle, pero al llegar nos encontramos con otro cadáver,
ahogado en la tina de baño… la mujer llevaba
4 días muerta.
Ya habían pasado más
2 horas y aún no dejaba que el equipo forense se llevara el cuerpo, dos horas
de investigación ARI que no arrojaban absolutamente nada, salvo la data de
muerte. No lo podía creer, esto no podía concluir ahí… buscamos en toda la casa
y ni una miserable pista. Esa mujer Sheila, suicidio… pero ¿porqué?, no era
posible… algo debía decirnos que fue asesinato ¡yo estaba seguro que era
asesinato! Mis ojos, mis ojos comenzaban a sangrar nuevamente.
-No… no… ¡no!, vamos Sheila háblame…- insistí una y otra vez
junto a su cuerpo, analizándolo con ARI.- deja que tu cadáver me hable… ¿Qué
relación tenias con Pablo Neilman?, esto no ha sido suicidio… data de muerte de
4 días… te suicidaste antes de que Pablo masacrara a los oficiales de gobierno,
¿tiene relación?, ¿para qué robaste esos libros de la biblioteca?...
Mis ojos, mis
náuseas, mi mareo… ya… ya casi no podía seguir. Tom puso su mano sobre mi
hombro y me habló.
-Jayden, ya es suficiente…- me dijo con voz grave.- Ya está,
vamos.
Finalmente el
equipo forense se llevó el cadáver de Sheila. Tom y yo quedamos en la casa de
la mujer hasta después que el resto de los oficiales se fueron. Salí del baño tras una leve dosis de
Triptocaína y me dirigí a la sala de estar, allí se encontraba Tom sentado en
uno de los sillones, ambos evidenciábamos un gran cansancio.
-¿Mejor?- me preguntó al verme venir un poco más compuesto.
-¿Te refieres a lo contrario de mal? Sí, estoy mejor.- le
dije y me arrojé sobre otro sillón muerto de cansado.
Ambos nos sentíamos
bastante frustrados por lo que sucedía… un raro homicidio nos condujo a un
hombre muerto, y este a su vez nos condujo a una prostituta también muerta.
Para mí eso era imposible, muy poco probable. ¿Qué desición pudo haberlos
llevado cometer suicidio?… y en el caso de Pablo ¿Cómo pudo ser que se
arrancara el corazón el mismo? Ninguno de los dos intercambió palabra en ese
rato hasta que de pronto la absurda melodía de un teléfono móvil llegó a
nuestros oídos, una canción de los años ochenta para ser más específicos.
-No te preocupes, atiende…- me dijo Tom mirándome
extrañado.- te prometo que no le diré a nadie de la terrible música que le has
puesto a tu celular.
-No es mío, creí que era tuyo…- contesté.
En ese momento ambos
nos incorporamos de los sillones y nos quedamos en silencio para detectar el
lugar de donde provenía la canción, era cerca, pero no podíamos determinarlo.
De pronto comencé a levantar los cojines del sillón de en medio y allí se
encontraba metido un teléfono celular rosado, colgando de él había un pequeño
peluche. Lo cogí con guantes y atendí la llamada.
-Diga.
-Ahmm… ¿está Sheila?- preguntó una voz masculina desde el
otro lado.
-No, ha salido. Habla su hermano…- dije.- Temo que no
volverá hasta algunos días, pero me pidió que tomara sus recados.
-Oh… bueno…- el hombre pareció dudar un poco. Tom me miraba
en silencio, ambos sabíamos que esta chance no podíamos arruinarla.- está bien,
¿le puede decir que ha llamado el señor Collins?, necesito despejar la bodega
que me arrendó hasta el viernes pasado. No puedo seguir esperándola más tiempo.
-Ah era eso…- le dije rápidamente.- déme la dirección,
Sheila me pidió que fuera mañana por la tarde a resolver el asunto.
El hombre nos dio
la dirección y aquella misma noche con Tom nos dirigimos al lugar. Se trataba
de un depósito lleno de bodegas que suelen alquilarse para gente que tiene
muchos cachivaches en casa. El señor Collins se sorprendió bastante con nuestra
presencia, le explicamos que era parte de una investigación federal y que
necesitábamos ver lo que había en aquella bodega.
-Dios santo… no sabía que esa mujer estaba en un lío
federal…- nos dijo Collins mientras nos conducía a la bodega en cuestión.- De
todas formas yo no sabía que pensar sobre ella, siempre actuó un poco raro
¿sabe?, su forma de hablar y de comportarse… era muy extraño.
-¿A que se refiere?- preguntó Tom.
-Era una mujer muy amable, pero su acento… hablaba con un
raro acento.
Finalmente llegamos
al lugar y Collins comenzó a abrir los candados.
-Si sale Godzilla desde el interior, quiero que estés listo,
¿ok?- le dije a Tom.- A estas alturas ya no sé que esperar.
Finalmente la
cortina de aluminio se abrió y en el interior se encontraban pocas cosas de
interés, pero lo verdaderamente curioso e interesante eran dos grandes libros
que lucían como verdaderas enciclopedias, escritas a mano. Ambos tomos se
encontraban en estuches de algo parecido al metal, pero no era eso exactamente,
su contenido estaba en nuestro idioma y eran hojas y hojas de información
acerca del cuerpo humano y la biología de los seres vivos.
-Vi que trajo varios libros de esos…- nos dijo Collins indicándonos los dos enormes tomos.- pero
luego se los fue llevando de a poco. Me dijo que no podía venir más seguido
porque vivía sola y el viaje en automóvil era muy largo desde Sentinel Island…
-¿Sentinel Island?- pregunté.- Sheila vivía cerca del
distrito norte, ¿está seguro que le dijo Sentinel Island?
-Sí, sí… estoy seguro.- contestó el hombre haciendo
memoria.- Cuando me alquiló la bodega me dio esa dirección en el distrito
norte, pero aquella vez que hablamos se me quedó muy grabado en la memoria que
me dijo Sentinel Island, esquina Cherry. Por eso es que lo recuerdo tan
claramente… a partir de ahí algo, no sé, se me hizo raro.
Con Tom nos miramos.
Otra dirección, otra conducta sospechosa, otra relación con libros de ciencia.
El caso no parecía terminar nunca.
-¿Qué hora es?- le pregunté a Tom cuando volvíamos al automóvil
con los dos grandes libros.
-Van a ser las 10 de la noche, es temprano.
-Sí, ¿preparado para ir a Sentinel Island?- le pregunté.
-Por supuesto, muero de ganas por saber en qué termina esto.
Tras un largo viaje
llegamos al fin a Sentinel Island, esquina Cherry. En el lugar se emplazaba una
casona de apariencia abandonada. Nada hacía sospechar que alguien pudo vivir
ahí alguna vez. Decidí entrar a inspeccionar y le pedí a Tom que se quedara en
el automóvil por si sucedía algo extraño afuera, el muchacho rezongó, pero ya
estaba acostumbrado a su actitud. No sé porqué motivo entré a la casona con los
dos grandes tomos bajo mi brazo. Entré por la abertura de una ventana tapiada,
adentro reinaba la oscuridad y el olor a humedad en el material desvencijado.
Un primario vistazo con mi linterna me hizo ver que no había absolutamente nada
allí, todo era viejo y las paredes agrietadas parecían no ocultar nada. De
pronto una escalera hacia un sótano se interpuso en mi camino, descendí con
mucho cuidado hasta que llegué a una puerta de madera. Quise abrirla, pero se
encontraba cerrada por dentro… ¿por qué razón?
-¿Hola?, ¿hay alguien ahí?- pregunté a media voz. Las
probabilidades de que alguien estuviera allí dentro eran prácticamente nulas.
Sin embargo mi curiosidad y mis ganas de cerrar el caso fueron más fuertes.
Tras cuatro fuertes patadas la puerta de
madera cedió y ante mí se abrió la penumbra total, todo era negro, una
oscuridad casi tangible. Confiado con mi linterna me seguí adentrando en las
profundidades de aquella casa, más específicamente de su sótano hasta que me
encontré con otra puerta cerrada, era con la que acababa el recorrido. Dudé por
un par de minutos si debía seguir adelante, no tenía idea si iba a encontrar
algo tras esa última puerta, pero el pensamiento de que quizás toda la verdad
estuviera allí… me hizo continuar.
Abrí la puerta con
dos balazos en su cerrojo, entré con cautela y pude ver una tenue luz al otro
lado de un enorme ropero viejo y sucio… con mucho cuidado me di la vuelta y
allí estaba… él… o esa cosa… ya no estoy seguro.
Arrinconado, junto
a una ventana donde la pálida luna le iluminaba, se encontraba un sujeto de
ojos vendados… permanecía encadenado al suelo y a su alrededor se encontraban
más tomos apilados como los que traía yo bajo el brazo.
-Hola…- me dijo de pronto.
-Soy Norman Jayden, agente del FBI…- contesté.- creo que
tengo algo que es suyo…- le dije refiriéndome a los dos grandes tomos que traía
bajo el brazo.- Le debo pedir que me responda unas preguntas…
-No es necesario… lo sé todo.- me dijo con un extraño
acento, recordé lo que había dicho Collins sobre el modo de hablar de Sheila.-
Sé lo que quieres saber y te prometo que te enterarás de la verdad… la luna
está hermosa hoy ¿no es así?
-Tú dices eso, pero estás vendado de ojos.
-Pero la pudo sentir, por eso es que estoy en este lugar
junto a la ventana… ella me baña todas las noches con su pálida luz, me
alimenta…
Caminé hacia la
pila de tomos que se encontraban a un costado y analicé algunos de los enormes
libros. Había uno que contaba la historia de la tierra desde sus orígenes, otro
sobre biología marina, etc. Finalmente le pregunté:
-¿Conoces a Sheila?, era
una prostituta.
-Sí, la conocí… a ella y al drogadicto llamado Pablo
Neilman.- me respondió otra vez con ese extraño acento.- Te preguntarás cuál es
mi relación con ellos, bueno, poseí el cuerpo de Sheila durante varias semanas…
no fue fácil acostumbrarme a ser libre,
ya sabes, mover los brazos, piernas, caminar, correr, etc. como ves permanezco
encadenado. Una vez que logré controlar las funciones motrices y a
acostumbrarme a aquel cuerpo pude recién salir de su casa. No podía manejar
bien las cuerdas vocales humanas por lo que muchos días no hablé con nadie,
pero luego me atreví a ocupar la voz con ella. Durante ese periodo comencé a
cumplir mi castigo… comencé a recolectar toda la información posible sobre este
planeta y a escribirla en grandes tomos… lamentablemente no puedo permanecer
mucho tiempo en el cuerpo de alguien, previendo aquel inconveniente opté por
abandonar a Sheila y seguir mi tarea en el cuerpo de Pablo. Lamentablemente
para quienes poseo… ellos son testigos mudos de todos mis actos y absolutamente
conscientes de mi presencia, una vez yéndome de sus cuerpos ellos vuelven a su
estado normal recordándolo todo y con mucha información sobre mí, comprenderás
entonces porqué debí asesinarlos antes de abandonarles… fueron suicidios poco
ortodoxos, pero la prisa muchas veces no te permite razonar… En fin, una vez en
el cuerpo de Pablo continué entonces con la tarea, tomé los libros que con ella
había robado de la biblioteca y proseguí con mi labor en ese nuevo cuerpo.
Estudié y transcribí muchos libros, detective Jayden. Sobre historia, biología,
la química de este planeta… sus pensadores, de cómo ustedes ven la astronomía y
al universo… todo ello es valiosa información para nosotros. Cuando quise
averiguar sobre poderío militar y sistemas de defensa… pues, tuve ese traspié
con aquellos oficiales que no les gustó mucho mi intromisión, jamás quise
asesinarles de forma tan grotesca y deliberada, pero… ahora que lo pienso me
interesó mucho saber como era el cuerpo humano por dentro, conocer la sangre,
sus intestinos, saborear sus órganos, etc. No soy más distinto que un científico
que abre una rata y la investiga.
Me quede mudo por
unos instantes, no me atrevía a pronunciar palabra alguna. Pensé que se trataba
de un orate, pero conocía muchos detalles como para haber permanecido encerrado
siempre en aquel sótano. Mi cabeza estaba comenzando a dar vueltas…
-Por cierto, le agradezco que me haya traído esos dos tomos,
detective Jayden.- continuó diciéndome.- Biología de los seres vivos y análisis
del cuerpo humano. Quienes me castigaron van a estar bastante satisfechos con
mi trabajo.
-¿Castigado?, ¿Quiénes y porqué te han castigado?- le
pregunté finalmente.
-Mi raza es una raza sumamente estricta…similar a la de
ustedes, cuando alguien comete una falta es castigado. Nosotros llevamos
millones de años estudiando la galaxia y los planetas. Vamos de mundo en mundo
aprendiendo sobre distintas civilizaciones... la mayor parte de esta labor la
hacían nuestros historiadores, pero cuando se dieron cuenta de las pellejerías
y de las extremas condiciones que debían sortear para cumplir con esta labor
pues… decidieron castigar de esta forma a quienes cometieran ciertas… “cosas
malas” allá en mi mundo… Como ya le he dicho, no podemos permanecer mucho
tiempo en el cuerpo de algún individuo, nuestras energías se acaban y debemos
volver rápidamente a un lugar donde la luz de la luna nos bañe todas las noches,
salvo si se trata de un cuerpo residente, como en este caso… verá, usted en
este instante está viendo a un hombre hablándole ¿no es así?, bueno… este es un
cuerpo residente… a duras penas nos podemos mover de él y debemos asegurarnos
de que se encuentre atado o amarrado a
un lugar donde la luz lunar le alimente. Si usted conociera mi verdadera
apariencia… moriría de la impresión, se lo aseguro, pero mi cuerpo real esta
hibernando en una cámara de descanso, inerte… allá en casa… a millones de años
en el futuro… en el espacio-tiempo… oh…. Hogar…. Y usted, detective Jayden…
puede venir cuando quiera a verme… antes de mi partida, demás está decirle que
jamás le permitiré que revele mi presencia… eso jamás, ya le he dicho que fui
castigado… eso quiere decir… que soy lo opuesto de “bueno”… ahora debo cerrar
mis ojos… estoy tan… can… sado… Daisy… daisy… give me your answer do…
Finalmente el
sujeto se calló la boca y yo… yo me desmayé.
Tom me recogió en el
patio trasero de la casa, fue a buscarme al ver que me tardaba más de lo
acordado. Faltaban ambos tomos que había llevado bajo el brazo, pero le dije
que los iría a buscar al día siguiente, que salí rápido porque otra crisis
nerviosa me había invadido de un momento a otro. La mentira me la creyó a
medias, pero así es él. Han pasado varios días y el caso se estancó, lo tengo
allí… archivado, en espera. Mientras que en aquel sótano, de aquella casa
abandonada… un extraño ser respira… y aguarda.
ARI comentario: Quizás algún día vuelva a verle...
Norman Jayden